ARRIESGANDO LA INTEGRIDAD
Por: JOSE LUIS ARISTA TEJADA
Con todo lo que está
aconteciendo en nuestro país, está claro que muchas de nuestras máximas
autoridades disfrutan arriesgando su integridad. Disfrutan porque han perdido
la decencia, de tal manera que, se amoldan a todo lo que les sea favorable a
sus intereses, perjudicando a todo un país. No les importa para nada perder la
integridad y hacen lo que tienen que hacer sin tener en cuenta si es correcto y
beneficioso para nuestra nación, o no.
Una persona íntegra es la
que hace lo correcto y haciendo lo correcto se considera bien para todos,
porque además no afecta los intereses de los demás.
Integridad es actuar sin
mentir ni engañar. Es actuar con honestidad y cumpliendo compromisos y
promesas. Es actuar sin ocultar los errores, ni la de los demás. Actuando así,
es cómo se va ir destacando a una autoridad como íntegra.
Me permito citar Proverbios
10:9 “El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus
caminos, será quebrantado”.
Entendemos entonces, que una
persona íntegra tendrá una buena reputación y no tendrá temor de ser expuesta o
descubierta; sin embargo: ¿pensarán lo mismo nuestras autoridades al arriesgar su
integridad?
El diccionario de la Real
Academia Española califica a la persona íntegra como: Recta, proba, intachable;
por tanto, ante las evidencias que demuestran el actuar de los que administran
el poder en nuestro país, podemos concluir a ojo de buen cubero, que han
arriesgado su integridad, por tanto la han perdido, y eso es muy difícil ya de
recuperar. Los valores que confluyen con integridad y que nos permiten darnos
cuenta de ello son: honestidad, rectitud, sinceridad, libertad, pureza, en fin,
la integridad es de carácter total, no se puede ser íntegro en tan solo una
cosa, entretanto en otras no. En la integridad la persona hace extensivo su
comportamiento ético a todas las situaciones en la que se ve inmerso o
participante.
En tal sentido, no solo
nuestras autoridades, sino, muchos de nosotros no está excluido de estar en
situaciones en las que arriesgamos la integridad, a nuestra conveniencia, sin
que los demás se den cuenta de ello.
Así pues, fortalezcamos
nuestra integridad, y caminemos confiados, para no estar luego quebrantados y
temerosos de ser descubiertos en cosas ilícitas.
JOSE
LUIS ARISTA TEJADA
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