UNA
MIRADA A MI ENTORNO ACTUAL.
Por: JOSE LUIS ARISTA TEJADA.
Lo que está frente a mis
ojos, todos los días de la semana, de lunes a viernes, son niños y niñas con el
alma pura y el corazón contento.
Lo que mis ojos ven, son
niños y niñas ansiosos por aprender, olvidándose de todo lo que les hace
llorar, para, llenarse de esperanza e ilusión cuando se les dice que ellos sí
pueden, y que alcanzarán todo cuanto se propongan.
Mirando mi entorno, veo que
estoy rodeado de niños y niñas. Mis ojos ven una escuela, sus aulas, los
libros, los cuadernos, las pinturas, los lápices. Estoy parado en medio de
mesas y sillas, frente a unos ojos que me miran y rostros que sonríen.
Estoy frente a la pizarra,
con plumón en mano, dibujo una carita feliz, tan feliz que ellos me piden que
no la borre.
Estoy aprendiendo a ser
feliz, al lado de los que son el motivo de nuestra razón de ser, docente.
He mirado hoy, mi entorno, y
necesitamos embellecerla. Necesitamos tantas cosas que de seguro, nadie nos lo
dará, sino somos nosotros mismos lo que la consigamos; es por ello que en estos
días, hemos hecho lo posible para que los niños y niñas sonrían de oreja a
oreja.
Hoy me he levantado de la
cama motivado e entusiasmado. Ha amanecido y es característico y es habitual el
escuchar a esa hora, el canto de los gallos, el trinar de las avecillas, el
respirar airecito fresco y perfumado con el aroma a flor de café, que es lo que
aquí producen.
Tengo deseos de hacer muchas
cosas y naturalmente, mis anhelos me conllevan a querer esforzarme para
alcanzar todo ello que ahora me inquieta. Comprendo además que los sueños y las
metas no se logran de la noche a la mañana, se requiere efectivamente de
perseverar día tras día, realizando grandes o pequeñas acciones que permitan
con el transcurrir de los días, ver cumplidos nuestros anhelos, sueños y metas.
Los niños y niñas, nos
esperan con alegría en la escuela y el recibir un abrazo de ellos, es como
haberse cumplido ya, nuestros sueños y metas; pero, ¿se estará cumpliendo con
los sueños y metas de ellos?
Ayer escuchaba, que las
metas logradas en educación en nuestro país y región, siguen siendo una
preocupación y creo sinceramente, más que un veinte en matemática y
comunicación, está la dignidad de nuestros niños y niñas, la dignidad de los
maestros y maestras. Obviamente que los niños y niñas tienen que aprender, para
eso van a la escuela, y me satisface más a mí ver a un niño que se esfuerza y
es feliz, a pesar de que en el examen no se haya sacado la máxima nota pues existen diferentes ritmos y estilos de
aprendizaje, al igual que inteligencias múltiples y los niños y niñas pues son
diferentes entre uno y otro y destacan cada uno, en lo suyo.
Los profesores se esfuerzan,
de eso estoy seguro. Y es el profesor el único que tiene la oportunidad de
hacer que los pueblos, las ciudades y el país se conviertan en lugares de
esplendorosa virtud. Es cierto que no todo está a su favor, pero lo hace.
Entonces, mirando nuevamente
mi entorno actual, puesto que me toca vivir con alegría ésta realidad, debo
asimismo recordar, que el profesor también tiene sus hijos, pero dedica tiempo
y responsabilidad, tal como debe ser, a su labor; para luego, quizás un fin de
semana o fin de mes, retornar a casa, para reencontrarse con los suyos.
Probablemente al igual que
yo digamos:
Hoy
me estoy regresando a casa.
Llega
el fin de semana y es pues una alegría,
ver
que viene el carro, que me retornará a mi hogar.
Es
viernes,
iré
a la escuela, estaré con mis niños
y
pasada la mañana,
me
subiré al carro, para luego llegar, a casa.
Es
viernes, es fin de mes, es momento de abrazar a mi familia.
Cumplido
ya mi labor, puedo volver a mi residencia
para
entonces embargar de felicidad mi ser.
Me
recoge una camioneta, me transporta por valles y montañas.
Cruzamos
los cerros, atravesamos ríos
y de pronto, puedo ver a lo lejos
la
ciudad que me recepciona cada fin de semana, cada fin de mes.
Llegar
a casa es un deleite.
Me
abrazan mis hijos.
Me
sonríe mi esposa.
Es
una fiesta muy especial.
Transcurre
sábado y domingo y al amanecer del lunes regreso a laborar;
muy
contento de tener un hogar, un trabajo,
un
querer hacer de la vida el amanecer más maravilloso.
Hoy
nos reunimos con los colegas, en la escuela, a programar las actividades
educativas y al mirar nuestro entorno, nos encontramos nuevamente, rodeado de
libros, de papeles, de mesas y sillas, de pizarras en el aula. Miramos nuestro
entorno y detenemos la mirada en una pared, pues hemos pegado una frase que
dice:
“Nuestra institución,
un lugar para ser feliz”.
JOSE LUIS ARISTA
TEJADA.
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