domingo, 30 de julio de 2017

Una mirada a mi entorno actual. Jose Luis Arista Tejada







UNA MIRADA A MI ENTORNO ACTUAL.

                                                                        Por: JOSE LUIS ARISTA TEJADA.

Lo que está frente a mis ojos, todos los días de la semana, de lunes a viernes, son niños y niñas con el alma pura y el corazón contento.
Lo que mis ojos ven, son niños y niñas ansiosos por aprender, olvidándose de todo lo que les hace llorar, para, llenarse de esperanza e ilusión cuando se les dice que ellos sí pueden, y que alcanzarán todo cuanto se propongan.
Mirando mi entorno, veo que estoy rodeado de niños y niñas. Mis ojos ven una escuela, sus aulas, los libros, los cuadernos, las pinturas, los lápices. Estoy parado en medio de mesas y sillas, frente a unos ojos que me miran y rostros que sonríen.
Estoy frente a la pizarra, con plumón en mano, dibujo una carita feliz, tan feliz que ellos me piden que no la borre.
Estoy aprendiendo a ser feliz, al lado de los que son el motivo de nuestra razón de ser, docente.
He mirado hoy, mi entorno, y necesitamos embellecerla. Necesitamos tantas cosas que de seguro, nadie nos lo dará, sino somos nosotros mismos lo que la consigamos; es por ello que en estos días, hemos hecho lo posible para que los niños y niñas sonrían de oreja a oreja.
Hoy me he levantado de la cama motivado e entusiasmado. Ha amanecido y es característico y es habitual el escuchar a esa hora, el canto de los gallos, el trinar de las avecillas, el respirar airecito fresco y perfumado con el aroma a flor de café, que es lo que aquí producen.
Tengo deseos de hacer muchas cosas y naturalmente, mis anhelos me conllevan a querer esforzarme para alcanzar todo ello que ahora me inquieta. Comprendo además que los sueños y las metas no se logran de la noche a la mañana, se requiere efectivamente de perseverar día tras día, realizando grandes o pequeñas acciones que permitan con el transcurrir de los días, ver cumplidos nuestros anhelos, sueños y metas.
Los niños y niñas, nos esperan con alegría en la escuela y el recibir un abrazo de ellos, es como haberse cumplido ya, nuestros sueños y metas; pero, ¿se estará cumpliendo con los sueños y metas de ellos?
Ayer escuchaba, que las metas logradas en educación en nuestro país y región, siguen siendo una preocupación y creo sinceramente, más que un veinte en matemática y comunicación, está la dignidad de nuestros niños y niñas, la dignidad de los maestros y maestras. Obviamente que los niños y niñas tienen que aprender, para eso van a la escuela, y me satisface más a mí ver a un niño que se esfuerza y es feliz, a pesar de que en el examen no se haya sacado la máxima nota  pues existen diferentes ritmos y estilos de aprendizaje, al igual que inteligencias múltiples y los niños y niñas pues son diferentes entre uno y otro y destacan cada uno, en lo suyo.
Los profesores se esfuerzan, de eso estoy seguro. Y es el profesor el único que tiene la oportunidad de hacer que los pueblos, las ciudades y el país se conviertan en lugares de esplendorosa virtud. Es cierto que no todo está a su favor, pero lo hace.
Entonces, mirando nuevamente mi entorno actual, puesto que me toca vivir con alegría ésta realidad, debo asimismo recordar, que el profesor también tiene sus hijos, pero dedica tiempo y responsabilidad, tal como debe ser, a su labor; para luego, quizás un fin de semana o fin de mes, retornar a casa, para reencontrarse con los suyos.
Probablemente al igual que yo digamos:
Hoy me estoy regresando a casa.
Llega el fin de semana y es pues una alegría,
ver que viene el carro, que me retornará a mi hogar.

Es viernes,
iré a la escuela, estaré con mis niños
y pasada la mañana,
me subiré al carro, para luego llegar, a casa.

Es viernes, es fin de mes, es momento de abrazar a mi familia.
Cumplido ya mi labor, puedo volver a mi residencia
para entonces embargar de felicidad mi ser.

Me recoge una camioneta, me transporta por valles y montañas.
Cruzamos los cerros, atravesamos ríos
 y de pronto, puedo ver a lo lejos
la ciudad que me recepciona cada fin de semana, cada fin de mes.

Llegar a casa es un  deleite.
Me abrazan mis hijos.
Me sonríe mi esposa.
Es una fiesta muy especial.

Transcurre sábado y domingo y al amanecer del lunes regreso a laborar;
muy contento de tener un hogar, un trabajo,
un querer hacer de la vida el amanecer más maravilloso.

Hoy nos reunimos con los colegas, en la escuela, a programar las actividades educativas y al mirar nuestro entorno, nos encontramos nuevamente, rodeado de libros, de papeles, de mesas y sillas, de pizarras en el aula. Miramos nuestro entorno y detenemos la mirada en una pared, pues hemos pegado una frase que dice:
“Nuestra institución, un lugar para ser feliz”.


JOSE LUIS ARISTA TEJADA.

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